"Es mucho más razonable suponer que el feto, o incluso el embrión, tienen una mente que quizás algún día sea descrita como altamente inteligente".
(Bateson, 1979)
"El feto tiene un mundo de sensaciones, pero también de acciones. El feto responde a su manera a los estímulos externos, se sobresalta si oye ruido, responde a las caricias. Pero se ejercita para la vida al aire libre: continuamente realiza ejercicios de respiración, aún inmerso en el líquido amniótico, y se han registrado intentos de emitir sonidos visualizando las cuerdas vocales. Tiene hipo y hace muecas que se parecen a la sonrisa o al llanto. Sus movimientos responden a las fases de calma o movimiento de la madre, y también a la cantidad de azúcar que come la madre."
El feto tiene todos sus sentidos funcionando mucho antes del nacimiento y su experiencia intrauterina determinará en gran parte su desarrollo mental y emocional.
El feto tiene todos sus sentidos funcionando mucho antes del nacimiento y su experiencia intrauterina determinará en gran parte su desarrollo mental y emocional.
Lo más adecuado para analizar este estadio es hacerlo desde una perspectiva integradora bio-psico-social superando el dualismo mente-soma.
Algunos autores persisten en considerar el vientre materno como un paraíso suponiendo que el feto permanece en él en estado de absoluta felicidad. Pero hoy en día, y en gran parte gracias a los adelantos científicos, sabemos que el embrión no es un ser pasivo y que el útero ni es un lugar silencioso ni aislado del mundo.
Mucho antes de nacer el feto puede oír, tragar, responder a la presión y al tacto, y reaccionar ante estímulos molestos o dolorosos. Cualquier alteración en la placenta o en el cordón umbilical pueden producir cambios y generar angustia en el embrión, como puede suceder por falta de oxigenación o porque el cordón se enrolla alrededor de su cuello.
Desde un punto de vista psicoanalítico aunque no ortodoxo, Luis Chiozza da importancia decisiva a la etapa prenatal en la que se organiza según este autor una actividad organogenética que puede, en algunos casos, llegar a ser traumática, dando así origen a fijaciones de tipo orgánico, disposiciones inconscientes a las que recurrirá el yo en etapas posteriores.
Para el neonatólogo del departamento de Terapia Intensiva Neonatal del Policlínico Universitario Santa Maria “Le Scotte” de Siena, Carlo Bellieni, el feto en gestación es "ya un miembro de la familia y una compañía para la madre aun antes de nacer."
Bellieni explica que mientras que hasta los años '80 se creía que el útero materno era una especie de caja fuerte para el feto, hoy sabemos que éste es plusrisensorial y que su sensibilidad se manifestará de manera secuencial de la siguiente forma: en primer lugar se manifiesta la sensibilidad táctil, luego la química (gusto-olfato), la vestibular (equilibrio) y finalmente, la visual.
Ese desarrollo sensorial tiene como función la de modelar el sistema nervioso central estimulando el desarrollo neuronal y la de introducir al embrión en el mundo exterior de manera paulatina.
Desde la 8ª semana están presentes en la boca del feto los receptores gustativo-táctiles que pronto se extenderán al resto del cuerpo aunque habrá que esperar hasta la semana 22-24 para que estén completamente formadas las conexiones con la corteza cerebral.
Si se toma con la mano el útero de la madre cuando ésta está echada, una ligera presión con el dedo provoca la reacción inmediata del feto y éste se pone en movimiento.
El oído se desarrolla hacia la 25ª semana. El feto se acostumbra fácilmente a la voz de la madre, mucho más que a la de cualquier otra persona incluyendo la del padre. El feto puede distinguir la voz de la madre del resto de voces. Y lo mismo en cuanto al olfato. De hecho la leche materna tiene un olor semejante al líquido amniótico.
Aunque pueda parecer sorprendente, el feto además tiene memoria, almacena recuerdos. Un estudio reciente muestra que los niños de bailarinas que no han dejado de bailar durante el embarazo para dormirse requerían ser acunados de forma más enérgica que los no nacidos de bailarinas. También se sabe que el lactante tras el destete preferirá aquellos sabores que se asemejen más al sabor del líquido amniótico.
El profesor Rivkees de la Universidad de Yale en 2000 demostró por su parte, la presencia de un ritmo noche-día desde la mitad de la gestación. A partir de la semana 28 podemos diferenciar las fases del sueño. Y desde la 30ª semana se detecta el sueño activo (sueño REM en el adulto), justamente la fase en la que se desarrolla en mayor medida la actividad onírica. Esto es de gran relevancia ya que en esa fase se da la máxima proliferación de neuronas y la producción de ciertas hormonas.
Cambios hormonales después de un estímulo doloroso han sido demostrados en los fetos de 20 semanas o poco más, lo que demuestra que el feto además, siente dolor.
Se ha descrito la aparición del bostezo en etapas tan tempranas como las 12 semanas de vida intrauterina.
Semana a semana, mes a mes:
3ª semana: el feto ya tiene un pequeño corazón.
4ª semana: se distingue la cabeza; aparece un cerebro rudimentario, piernas y brazos.
2º mes: se reconocen ojos, nariz y orejas. El embrión puede mover la cabeza y su cuerpo. Comienza la comunicación con el mundo exterior.
3ª-8ª semanas: se inicia el desarrollo de todas las estructuras internas y externas del cuerpo del embrión.
3er mes: el corazón late más fuerte y lo hace dos veces más rápido que el de su madre. Comienzan a percibirse expresiones faciales pero sus movimientos no llegan a ser percibidos por la madre. Se forman sus órganos reproductores.
4º mes: aparecen los reflejos de absorción y tragar. Comienza un mayor desarrollo de la cabeza y del sistema sensorial. Reacciona a la música y a los sonidos fuertes.
5º mes: el embrión puede oír la voz de su madre. Su sentido del tacto está plenamente desarrollado y mueve piernas y brazos de manera coordinada y con fuerza.
7º mes: el embrión se prepara para para nacer. Acumula grasa, continúa desarrollando su sistema respiratorio y se posiciona cabeza abajo. Se despierta y duerme varias veces al día siguiendo una rutina. Puede controlar su temperatura corporal y su respiración. Al final de este mes ya puede ver y seguir con los ojos una fuente de luz. Da patadas y la madre nota cuándo lo hace y cuándo está agitado.
8º mes: su sistema nervioso está plenamente desarrollado. Las señales nerviosas se transforman en mensajes, ideas, decisiones y memoria.
9º mes: el bebé continúa creciendo hasta nacer. Cada vez ocupa más espacio en el vientre materno.
Fuentes
Chiappello María Beatriz http://www.unrc.edu.ar/
Carlo Bellieni, Un neonatólogo abre una ventana a la realidad de la vida intrauterina
Guíainfantil.com
Imagen: http://www.prensalibre.com
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